El Tiempo se Detuvo en un Lugar
Llamado La Tolita
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Los niños de la Tola
son los mejores guías
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Gritando a viva voz viene Pablo con su pescado fresco.
El ha llegado con buena pesca del manglar y ahora tiene que convencer
a la poca gente que le rodea que su pescado es el más rico.
Como nadie le hace caso, decide colocar su botín encima de
una vasija de barro, donde se escurre y se evapora el agua salada
del Río Santiago.
Esta escena se repite día a día en un pueblo ubicado
al norte de la Provincia de Esmeraldas, su nombre, La Tolita - Pampa
de Oro, y no tuviera nada de particular si no fuera por un pequeño
detalle...la vasija donde Pablo ha colocado sus pescados tiene más
de 500 años de antigüedad y pertenece al patrimonio
cultural y arqueológico del Ecuador.
La isla de La Tolita es uno de los lugares más enigáticos
del Ecuador. Algunos historiadores creen que fue un gran centro
ceremonial, a donde llegaban pobladores de toda la región
para rendir homenaje a un gran cacique con fabulosas piezas trabajadas
en oro y en cerámica. Otros estudiosos opinan que esta isla
era un gran taller donde se trabajaba en oro, plata y platino, lo
cierto es que con el paso de los años la verdad se extravió
en el tiempo y ahora sólo se sabe que en las entrañas
de La Tolita existe un verdadero tesoro arqueológico.
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Cuellos de vasijas, muñecos y ralladores.
Miles de pedazos de cerámica.
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En el Ecuador, la palabra "tola" significa
una pequeña elevación creada por el hombre y utilizada
para entierros. A lo largo de todo el país se han hallado
varias tolas, y al momento de excavarlas para su estudio, se han
encontrado ajuares ceremoniales, que comunmente consisten en piezas
de cerámica y joyería, y en algunos objetos que "acompañarían"
al difunto en su
otra vida.
En la isla de La Tolita existieron cerca de 60 tolas, pero el huaquerismo
y el saqueo han dejado apenas 16. Actualmente, es posible adentrarse
en la isla para ver los montículos restantes, y también
es posible encontrar una en la mitad del pueblo.
Debido a su difícil acceso, el pueblo de La Tolita - Pampa
de Oro ha estado expuesto al abandono y a la pobreza, situación
que empujó a muchos de sus habitantes a explotar la arqueología
sin misericordia. Encontrar piezas arqueológicas y venderlas
en otros países se convirtió en la única entrada
de dinero para un pueblo que no tenía esperanza alguna de
desarrollo.
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Vista general del Santigüero y de los
millones de
pedazos de cerámica entre la arena.
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Afortunadamente apareció el turismo. Poco
a poco han empezado a llegar turistas con la intención de
conocer los tesoros escondidos de esta isla. De repente, los habitantes
del pueblo entendieron que ganarían más dinero si
dejaban las piezas intactas, ya que muchas personas podrían
verlas repetidamente.
Pero los turistas no solo vienen a buscar rastros de civilizaciones
antiguas, también se han cautivado por la impresionante naturaleza
de la zona. Para llegar a La Tolita se debe hacer una travesía
de 20 minutos en bote a través de los manglares más
altos del mundo, se debe rodear la isla de los pájaros, hogar
de cientos de especies de aves, y luego se llega a un pequeño
caserío.
Al bajar del bote, uno encuentra pequeños
pedazos de cerámica que sobresalen de la tierra. Poco a poco
encontramos entierros in situ, cerámicas precolombinas en
medio de la selva, y niños jugando con muñecos originales
de culturas ancestrales.
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La Tolita se encuentra ubicado a 120 km
al norte de Esmeraldas
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El siguiente paso el la Playa de Santigüero,
un lugar rodeado de selva y palmeras, ideal para colocar una tienda
y para dedicarse al relax. Sin embargo esto será prácticamente
imposible ya que existe muy poca arena donde acostarse. El suelo
está abarrotado con piezas de cerámica, y poco a poco
se descubre el misterio y la dimensión del pasado histórico
de esta isla.
Millones de pedazos de figuras y tiestos. Restos de máscaras
ceremoniales, centenarios rayadores de pescado y miles de cuellos
de vasijas, todo aparece bajo nuestros pies y si tenemos suerte,
quizás encontremos oro, lo cierto es que tal abundancia nos
conduce inevitablemente a convertirnos en arqueólogos por
un día.
La Tolita es un destino turístico prácticamente virgen,
y poco a poco se está abriendo a la presencia de viajeros.
Sus tesoros atraen a miles, pero sin duda, su verdadera riqueza
es el cariño y la calidez de sus pobladores, gente abierta
y sincera que está dispuesta a asumir el reto de salvaguardar
su patrimonio.
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